La cortina romana consiste en un lienzo de tela liso que se pliega verticalmente formando un acordeón, gracias a un sistema de varillas horizontales cosidas a intervalos regulares por dentro de la tela, permitiendo subir y bajar y que al momento de estar cerrada puede verse lisa o en forma de gotas. Puede ser traslúcida o blackout y es recomendable para cualquier ventana regular.